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lunes, 6 de septiembre de 2010

Gran tarde en Villaluenga del Rosario.

Javier Conde, Curro Díaz y Daniel Luque salen por la puerta grande de esta singular plaza de la Sierra gaditana.


Dos tercios de plaza. Toros de Juan pedro Domecq.
El paseíllo lo hicieron Luque y Díaz montera en mano, pues era la primera vez que paseaban en esta peculiar plaza de toros.






En cuanto salió el primero de la tarde, toro sin cuernos para ser sinceros, la tarde parecía que iba a ser de poca clase, poca categoría.
Vimos un primer toro con poco fondo, muy parado, que no permitió a Conde lucirse.
Brindó el toro a su tío, que por lo visto estaba enfermo.
 Éste acabó la faena saludando.


El segundo se presentaba mejor, con más fuerza, al que Curro Díaz pudo hacer una mejor faena que le dio la primera oreja de la tarde.


Con el tercero, la afición se fue metiendo más en la corrida. Un toro con buena hechura, recortado, cómodo para Daniel Luque. Nada más salir el astado vimos a un Luque muy entregado con el capote, un toreo serio, sentido, que hizo que la plaza estuviera entusiasmada toda la faena.
Con la muleta también estuvo muy torero, dándole tiempo al toro, sintiendo el público, toreando a media altura todo lo que le permitió. Pues tampoco es que gozara de mucho fondo.
Con su faena torera y rematando con la espada, el torero de Gerena consiguió cortar las dos orejas y así se aseguró la puerta grande.


Esta faena fue crucial para el público, se veía emoción en los tendidos.


Javier Conde se mostró muy inspirado con el cuarto de la tarde, se gustaba, sentía la emoción que en esta peculiar plaza se respiraba, y cuando menos lo esperábamos, se arrancó por bulerías un aficionado.
Esto inspiró tanto al torero que lo dio todo de sí y consiguió las dos orejas.


Curro Díaz también disfrutó de su quinto toro, estuvo templado con la muleta. La faena un poco corta, con falta de técnica bajo mi punto de vista.
Aún así, pudimos ver un Curro Díaz que está dispuesto a darlo todo en las plazas y que veremos más a menudo.
Consiguió otra oreja en este penúltimo de la tarde.


La noche asomaba a la plaza de Villaluenga y con ella aparecía el último toro.
Éste más difícil de lidiar, pero Daniel hace que las cosas difíciles se vean más sencillas con su toreo.
De nuevo una clase magistral de capote.
Con la muleta, pues ¿qué decir?, muy artista de nuevo. Técnica, temple y paciencia es lo que le permitió cortar otras dos orejas al astado de Juan Pedro Domecq.


Los tres toreros dieron una tarde muy agradable en la plaza rectangular de Villaluenga.
Sí hay que decir que los toros estaban muy justos de fuerza, poco fondo, pero también hay que señalar con todo el respeto del mundo que no nos encontrábamos en Bilbao, Madrid o Sevilla...
Fue una tarde amable, de esas que hacen disfrutar a los aficionados y de las que los toreros pueden disfrutar, saborear     los sentimientos del público, un público muy cercano por cierto.


La sorpresa llegó al comunicar el ganadero que regalaba el séptimo, el sobrero, para que lo lidiaran los tres espadas. Pues, estaban disfrutando todos de esa magnífica tarde.
Comenzó Conde, parándolo al entrar en la plaza, le hizo un quite largo con el capote. A continuación Luque probó suerte con las banderillas, pero no estuvo con mucha puntería.
Javier se sintió agusto con la muleta, tanto que hizo impacientar a los otros espadas, que veían que el toro iba a menos y no iban a poder hacer mucho.
Continuó Curro Díaz, muy bien, templando la faena, pero el toro estaba bajo ya. Y, finalmente entró Luque con la muleta, y más de lo mismo, el toro estaba demasiado parado. Aún así, Luque dio unos pases magníficos, suaves, despacio, sereno, quieto.
Finalmente, corrió a cargo del veterano Conde ejecutar la muerte del toro.


Mi más sincera enhorabuena a los tres y mucho ánimo para los festejos que aún les queda.




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